Ensayo: Representaciones de la modernidad en la crítica literaria de Carlos Medinaceli

/ Gabriel Salinas


El autor de la "Chaskañawi.


En este trabajo nos proponemos indagar sobre el rol de la crítica en el proceso histórico boliviano de principios del siglo XX, sin embargo cabe aclarar que no buscamos realizar un repaso de todo tipo de trabajo literario que se pueda agrupar bajo el rotulo de crítica “per se”, por el contrario nos interesa enfocar de manera específica, un cierto tipo de crítica desarrollada en el contexto de relaciones más amplio que se configura en el proceso político y cultural subyacente, a la construcción de la nación en Bolivia a principios del siglo XX. Al centrarnos en esta temática de investigación y en este marco temporal, un trabajo al que debemos referirnos es el de Ximena Soruco, titulado  “La ciudad de los cholos”, cuyo análisis sobre las representaciones del mestizaje en la literatura boliviana de la primera mitad del siglo XX, plantea una aproximación valiosa y necesaria  para abordar el rol de la literatura en el proceso de construcción de la nación. 

Si bien el trabajo de Soruco logra develar la heterogeneidad de las posturas respecto al mestizaje que se esgrimen en la literatura boliviana, y permite rastrear la relación de estas variaciones con diversos factores sociales específicos, como por ejemplo, el espacio geográfico donde se produce una determinada representación de la chola, o la memoria colectiva respecto al caso Mohoza que incide en la representación del aymara; en nuestro análisis nos interesa articular todo el debate del mestizaje suscitado en la literatura del periodo, a un proceso más amplio, es decir, nos desviamos de la propuesta de Sourco y volvemos algunos pasos para abordar las representaciones del mestizaje desde otro ángulo, eso es, plantear que mas allá de la existencia de diversas posturas, es la emergencia de la cuestión del mestizaje por sí misma la que nos llama la atención, y de este modo consideramos lo que Soruco identifica como discursos anti mestizaje y pro mestizaje de diversos matices, como un síntoma, reflejo de la relevancia que cobra esta cuestión en  el proceso boliviano desde las postrimerías del siglo XIX. 

En términos más específicos, guiamos nuestro análisis a lo que Williams ha denominado “estructuras del sentir” entendidas como “una cualidad particular de la relación y la experiencia social, históricamente distinta de cualquiera otras cualidades particulares, que determina el sentido de una generación o de un periodo”, ya que se trata de cambios cualitativos que “al mismo tiempo son asumidos desde el principio como experiencia social antes que como experiencia <personal> o como <pequeño cambio> simplemente superficial o incidental de la sociedad” (p.154), de este modo, nuestro análisis plantea que la recurrencia a la cuestión del mestizaje trazada en la literatura boliviana de principios del siglo XX, independientemente de sus divergencias, refiere a una “cualidad particular de la relación y la experiencia social” boliviana, que si se observa en conjunto, constituye un fenómeno interrelacionado con el proceso político y cultural de construcción de la nación; un proceso cuya experiencia se intensifica justamente hacia finales del siglo XIX, a partir de la vertiginosa modernización de Bolivia producto del  ascendente capitalismo industrial minero en el plano local, y la expansión del mercado capitalista europeo en el plano mundial. 

Explicamos el entrelazamiento entre la modernización de Bolivia y el proceso de construcción de la nación, en el marco de las presiones y límites de la hegemonía occidental, porque siguiendo a Habermas, es la formación estatal comprendida en el estado-nación “la que aseguro las condiciones marginales en las que pudo desarrollarse el sistema económico capitalista a nivel mundial” en tanto “El estado-nación construyo… la infraestructura para una administración jurídico-estatal disciplinada y ofreció garantías para un ámbito de acción individual y colectiva libre de intervenciones estatales”(1998: p. 621),  justamente en Bolivia sucede de este modo, ya que el asenso del capitalismo industrial minero en las últimas décadas del siglo XIX, significo al mismo tiempo la presencia definitiva de la burguesía en el control de los asuntos del estado, y con ella la conformación de la democracia de partidos, la expansión de la burocracia estatal, la profesionalización de la fuerza pública, la destrucción de los sistemas comunales de tenencia de la tierra, la construcción de medios de transporte para las exportaciones, y por su puesto la liberalización definitiva de la economía con la abolición de todo monopolio estatal.

De este modo, lo que Berman denomina como  “la experiencia de la modernidad”,  en el caso boliviano debe interpretarse como un momento de álgidas transformaciones guiadas por el eje articulador de la construcción efectiva del estado-nación en el país. Ya que si bien Bolivia desde su fundación se identifica como un estado-nación para establecer su soberanía frente a la dependencia colonial, en los hechos no cuenta con la real integración política, social, y territorial que corresponde a este tipo de formación estatal. En esta medida creemos que el proceso desarrollado con la modernización de Bolivia, tuvo necesariamente que poner en primer plano el conflicto latente sobre la pendiente integración política, social y territorial, configurando una nueva sensibilidad sobre la problemática nacional indisociable del ser-boliviano.

Como plantea Sanjinez (2002), la emergencia en la esfera pública del “problema del indio” y la cuestión del mestizaje, corresponden específicamente a este periodo de transformaciones políticas y sociales de principios del siglo XX, y es en este contexto como señala Soruco, donde se despliegan la heterogeneidad de las representaciones del mestizaje en la literatura, como miradas que experimentan la compleja dinámica social boliviana del periodo, que de acuerdo a la categoría de Williams, configura una nueva estructura del sentir alrededor de la situación de desarrollo desigual y combinado de Bolivia, expresada en el conflicto latente entre la construcción del estado nación impulsada por la modernización, y la pendiente integración política, social y territorial que será determinante para la agenda nacionalista de la revolucion del 52. 

Bajo estas consideraciones sobre el proceso boliviano de principios del siglo XX, ahora queremos enfocar nuestro análisis al surgimiento de la crítica que corresponde también a este contexto histórico, ya que examinar la crítica nos permite ampliar nuestra visión sobre las representaciones  abordadas en la literatura del periodo, en tanto lleva las cuestiones literarias al terreno de la esfera pública. Entonces, de acuerdo con Eagleton (1999) nos interesa observar el rol de la crítica como espacio discursivo que interpela al estado y a la sociedad en términos de una visión política de la cultura. 


Dentro del conjunto de autores bolivianos que trabajan en el campo de la crítica, queremos resaltar la figura de Carlos Medinaceli a quien Finot consigna ser “el fundador de la moderna critica boliviana”, y cuya presencia en las letras bolivianas del periodo, a nuestro entender simboliza mejor que ninguna “la experiencia de la modernidad” boliviana, como podemos percibir en  la siguiente cita de Medinaceli escrita respecto al grupo Gesta Barbara: 
“existía en nosotros una nueva sensibilidad. Por eso nos irritábamos de cosas que al resto del gaznápiro mundo le parecían bien. Éramos pesimistas por patriotismo y patriotas por pesimismo. Paradojalmente patriotas, nuestro patriotismo consistía en hablar mal de la patria, en decir la verdad, como otros hablaban bien de ella, pero mentían. Repudiábamos todo lo boliviano contemporáneo: nosotros queríamos vivir en la Bolivia de nuestros sueños. Queríamos modificar el ambiente, refinarlo, modernizarlo” (Paginas de vida: p 33)

Estas líneas nos recuerdan bastante al planteamiento de Berman respecto a la experiencia contradictoria de la modernidad, que se despliega desde una nueva sensibilidad expandida por el cambio vertiginoso en las formas de vida, pero como dijimos, en el caso boliviano la experiencia de la modernidad se encuentra atravesada por la sensación contradictoria de la inconclusa construcción del estado-nación, lo que explica porque la nueva sensibilidad referida por Medinaceli aborde el tema de la patria en especifico, donde Medincaceli se identifica como “paradojalmente patriota” que “habla mal de la patria” pero lo hace por patriotismo. Un tema que describe mejor esta visión contradictoria sobre Bolivia, es tratado por  Antezana en sus “Notas al epistolario de Carlos Medincaeli”, donde se identifica la visión dicotómica del autor de la Chascañawi respecto al campo y la ciudad bolivianos, que se plantea para expresar el contraste entre dos formas diferenciadas de articulación social, y en suma dos proyectos de nación que coexisten contradictoriamente sobre el mismo estado, de acuerdo con Antezana “Para Medinaceli es la nacionalidad la que sufre las consecuencias pues, como señalamos, se trata de dos modelos (campo/ciudad) que rigen la vida nacional. A partir de la independencia, es la ciudad la que lleva el ritmo del país: el campo “se va quedando” (2011: p.163). Este tema se refleja claramente en el texto “Pueblos terrosos, vidas derrotadas” escrito por Medinaceli en relación a una breve estancia en Nor-Cinti hacia 1935, que dice:
“Vivir en una aldea, o verse obligado a acudir a ella por alguna necesidad premiosa, cuando se habita, como yo ahora, en pleno campo agreste, donde se carece de todo, es para conocer la vida nacional en su intimidad…vivir en estos pueblos terrosos, sin mas forzada convivencia de estas vidas derrotadas de la aldea indo-mestiza, es para experimentar todo lo aspero…El hombre de ciudad de lo primero que sufre en la aldea es la falta de convivencia social. Por lo pronto alternar con los indios, aunque mal que bien se conozca el idioma, es difícil, y la intercomunicación casi imposible, por la abismática distancia de cultura y sensibilidad” (Paginas de vida p.53)

Esta vez, la descripción revela una contradicción en el propio Medinaceli, quien es conocido por su postura mistificadora de lo rural, no obstante lo que expresa en este texto, es su pertenencia e identificación con la cultura urbana, y nuevamente la desarticulación entre campo y ciudad.

Ahora en el terreno propiamente de la crítica, Medinaceli es aun más severo en las apreciaciones sobre el tema de la nación, al hablar sobre la novela en Bolivia escribe en 1942:
“no contamos con una novela nacional, una novela que exprese el “alma territorial”. Y, ello, también por una razón clara: nuestro país se encuentra en la etapa de su estructuración nacional, pero aun no es una nación” (p.187)

Esta es solo una muestra de las diversas citas posibles, entre las que Medinaceli establece una relación entre la literatura y la inconclusa construcción de la nación, revelándonos el sentido que asume la  actividad de la crítica para el autor. Una y otra vez este va ser el eje del análisis literario, como lo muestra la crítica a la novela “El alto de las ánimas” que Jose Eduardo Guerra publica en 1919, para Medinaceli la personalidad del protagonista de dicha novela es un símbolo: 
“que conviene a un grupo de la sociedad boliviana… Y la razón de este símbolo hay que buscarla en la historia del desarrollo social de Bolivia. Pasa ésta hoy por una etapa de transición” donde “La antigua aristocracia que no quería ceder sus prerrogativas y se atrincheraban en la tradición, fue arrollada por el nuevo estado de cosas, la naciente democrática, que se coloca en pugna contra los prejuicios de la tradición y de las jerarquías sociales… Los que en el nuevo orden resultaron más aptos para prosperar fueron los que por su mismo hibridismo étnico, se aconsonantaban con el hibridismo democrático de la nueva republica” (1969:p.194)

Para concluir Medinaceli reflexiona: 
“En el héroe de ‘El alto de las animas’, se evidencian las divergencias étnicas y psíquicas de la sociedad boliviana y la atormentada individualidad del protagonista no reconoce otra causa. Bolivia, si geográfica y políticamente, constituye ‘una nación’, socialmente aun no lo es. En nosotros no existen sentimientos de solidaridad social, pues la base de esta es la similitud de caracteres y la unidad de origen y aspiraciones… Sera necesario que desaparezcan todas ellas por cruzamiento e inmigración a fin de que nazca entonces el verdadero tipo nacional y Bolivia adquiera personalidad propia, base suficiente de todo progreso” (1969:p. 195).

En este caso Medinaceli refiere a su propia postura sobre el mestizaje, que como señala Soruco, constituye una posición disruptiva en relación a la literatura del periodo, en tanto supone la única representación positiva del mestizaje realmente existente en Bolivia, que se encarna en la figura del cholo al que confiere ser “un producto nuevo y flexible de los nuevos tiempos” (2012: p. 161) en palabras de Soruco. Respecto al protagonista criollo de la novela, Medinaceli se atreve a ir más lejos y sugiere que se trata de la mentalidad del propio Guerra (1969: p. 190). 

Por otro lado, no es extraño que Medinaceli plantee una visión positiva del cholo y le confiere ser el producto de los nuevos tiempos, ya que para el autor, el criollo viene a ser un símbolo del pasado que debe superarse en el presente para poder construir efectivamente la nación, así a propósito de la crítica a la novela “Tierras hechizadas” de Adolfo Costa du Rels, Medinaceli se refiere al personaje del criollo hacendado, para establecer su relación con la pervivencia del feudalismo y el consecuente atraso de Bolivia:
“El mejor carácter pintado en el romance es de don Pedro Vidal, como que es copia fiel del original. Puede considerárselo como el tipo  del “latifundista colonialista” que supervive en Bolivia con indurecensia crónica, tal como lo creo el parasitismo colonial… don Pedro es senador perpetuo pero el no asiste a las cámaras a velar por los intereses de la Patria, sino a defender sus privilegios de terrateniente… El problema de Bolivia, es el problema agrario ¿y por que no lo han tratado en el congreso, encarándolo de frente y planteándolo a fondo? Por una razón tan sencilla como humana: porque la mayoría de nuestros parlamentarios son unos feudatarios a la manera de don Pedro Vidal” (1969: 214-217)

Como podemos ver, una y otra vez la crítica de Medinaceli se entrelaza con una visión política de la cultura, que se mueve alrededor de la tensión  existente por la inconclusa consecución del estado-nación en Bolivia, de la que se extienden como tareas pendientes la integración política, social y territorial. Por un lado el autor es testigo de las trasformaciones de la época, pero lejos de contentarse con esto, avista rapidamente los espacios que aun aguardan el necesario cambio, es en este contexto donde la obra de Medinaceli actúa y toma partido, ya que asume la tarea de discernir las representaciones conservadoras que recurrentemente se plantean en la literatura del periodo, interpelándolas al mismo tiempo que interpela a la sociedad y al estado de donde emergen, y sin embargo pese a esta labor de eterno disidente, la figura de Medinaceli lejos de opacarse se reafirma en la esfera pública boliviana, como lo muestran la continuidad de sus publicaciones en los diversos medios impresos de circulación masiva de todo el país, tal parece que satisfacía una necesidad en el medio literario que se podría explicar siguiendo las palabras de Terry Eagleton, “la crítica sólo ha adquirido atención generalizada cuando, en el acto de hablar sobre la literatura, ha emitido un mensaje lateral sobre la forma y el destino de toda una cultura. La critica sólo pudo reclamar con autoridad su derecho a existir cuando la «cultura» se convirtió en un proyecto político urgente, la «poesía» en metáfora para la calidad de la vida social y el lenguaje en paradigma para el conjunto de la práctica social.” (1999: p. 122)

Bibliografía
Antezana, Luis (2011). “Ensayos escogidos”. La Paz: Plural editores
Berman, Marshall (2006). “Todo lo solido se desvanece en el aire”. Mexico: Siglo XXI editores
Callinicos, Alex (2011). “Contra el posmodernismo”. Buenos Aires: Ediciones RYR
Eagleton, Terry (1998). “Una introducción a la teoría literaria”. Buenos Aires: Fondo de Cultura Economica 
Eagleton, Terry (1999). “la función de la critica”. España: Paidos Iberica
Finot, Enrique (1955). “Historia de la literatura boliviana”. La Paz: Gisbert y Cia S.A.
Habermas, Jürgen(1998). “Facticidad y validez”, Madrid: Trotta.
Klein, Herbert (1984). “Historia de Bolivia”. La Paz: Juventud
Klein, Herbet (2009). “Los orígenes de la revolución nacional boliviana”. La Paz: editorial G.U.M.
Medinaceli, Carlos (1969). “Estudios críticos”. La Paz: Los amigos del libro
Medinaceli, Carlos (1972). “El huayralevismo”. La Paz: Los amigos del libro
Medinaceli, Carlos (1955). “Paginas de vida”. Potosi: Colección de cultura boliviana
Soruco, Ximena (2011). “La ciudad de los cholos”. La paz: IFEA-PIEB
Williams, Raymond (2000). “Marxismo y literatura”. Barcelona: Ediciones península