Poesía: La Talentosa Susi Rosales lee e ilustra dos poemas con sus bellos collages

/ Gabriel Salinas


Collage de Susi Rosales



El tiempo

Donde empieza todo, justo ahí, en ninguna parte.
Así empezó esto, en aquel instante perdido
en que volví a consumirme en el goce estimulante
de lo sublime.

Ahí, días después de aquellos días, días perdidos
que fueron devorados por la marea brutal del océano negruzco
e infinito de mi memoria.

La luz penetra tímidamente y se deforma en la distancia hasta
morir ahogada por tanta oscuridad en movimiento.

Ahí, en una noche joven y reluciente, un domingo cualquiera.
Hállame aquí y allá, entre el futuro y el pasado, ávido de recuerdos
e ilusiones fugaces, viviendo ligeramente, unas horas más,
el terrible caudal del tiempo.

Este flujo impasible se siente cada vez más pesado e incómodo.
Un mundo que debo llevar conmigo siempre, de forma irremediable,
cual rutinario Sísifo resignado.

De nuevo la tristeza ha desaparecido, sólo queda la soledad.
Estos son los gloriosos y efímeros momentos que sobrevienen
a una búsqueda perdida.

Porque bien y mal son uno, como dijo en algún momento un
gran filósofo que murió enterrado en mierda.





Con su gran talento la collagista y fotógrafa Susi Rosales 
lee este poema con su dulce voz 



Collage de Susi Rosales



Una buena mascota




Destellos rotos en el cielo gris.
Un mar de aguas negras
ataca el sórdido ocaso
entre espirales inclementes.

Trayectorias que atropellan
abren tensas las manos
y luego abrazan la cabeza
como una serpiente.

Los nervios ansían estallar
como casquillo de bala asesina.
Ruge la desesperación canina,
gran empresa del desconsuelo.
Un caballo, a galope furioso por las venas,
fustiga al cuerpo con punzadas virulentas.

La fiera insiste con su irritada marcha.
Rabiando se posa agitada
cede entre relamidas,
abre su pico metálico,
las manos se corren como tentáculos.

Explota un sopor lleno de frescura,
la presión se torna en caricias.


Con su gran talento la collagista y fotógrafa Susi Rosales 
lee este poema con su dulce voz